viernes, 1 de octubre de 2010

La sinfonía nº4, de Brahms


Hola chicos! ¿Qué tal habéis pasado la semana?
Hoy vamos a hablar de la sinfonía nº4 de Brahms. En verdad podía comentar el requiem de Haydn, pero seguro que iba a levantar polémica, y como no voy a estar el fin de semana, pues prefiero reservármelo para otro día.

La cuarta sinfonía de Brahms tampoco tiene gran cosa. Que es muy bonita es algo evidente, pero seguro que hay más cosas. Brahms había tenido mucho miedo de escribir una sinfonía. Sentía el peso de un gigante tras él, (se refería a Beethoven), y aunque escribía mucha música, y de calidad, pues escribir una sinfonía... como que le daba miedo. Total, que para la primera se tiró cerca de treinta años dándole vueltas, e incluso tomó los esquemas de la décima (incompleta) de Beethoven. Pero luego se ve que se animó, porque escribió las tres siguientes sinfonías casi del tirón. De 1862 que escribió la primera, pasamos a 1877 (2ª), luego la tercera en 1883, y por último, esta cuarta sinfonía, que es de 1885. Quizá penséis que 23 años para escribir cuatro sinfonías no es precisamente "hacerlo del tirón". Tenéis razón.

Para comenzar esta sinfonía recurrió a las terceras. Parece una tontería, pero empezó a enlazar terceras descendentes (Si-sol-Mi-Do-La-Fa#-Re#-Si) creando una estructura curiosa. Evidentemente no todo son terceras descendentes, también echa mano de la inversión creando sextas ascendentes. Cuando llega nuevamente al Si, salto de cuarta y vuelta a empezar, ahora hacia arriba. (Mi-sol-si-re-fa-la-do) y ahí ya se para, pero con todo el material para construir, cuando menos, el primer tiempo.

El último tiempo también es curioso. Al menos me lo parece a mí. Brahms echa mano de una forma antigua. Un mismo bajo sierve de soporte para todo el movimiento. (Mi Fa# Sol La La# Si Si Mi). No está siempre armonizado de la misma manera y tampoco está siempre en la parte del bajo, pero sirve de soporte a todo el movimiento. Se repite exactamente 32 veces. Y una suerte de modulación al homónimo menor es de lo que se servirá Brahms para hacernos creer que el movimiento tiene una estructura A-B-A (o algo parecido). Sin embargo de lo que se trata es de una pasacaglia.

Me da la sensación de que el post de hoy ha quedado un poco flojo, pero qué queréis que le haga. No estoy especialmente inspirado. Así que escuchad esta maravilla para compensar.
Hala.

1 comentario:

  1. Bueno, ya sabes de mi ceguera con respecto a Brahms, el que compone una sinfonía como el que se deja crecer una barba.

    Durante mucho tiempo he pensado que lo mejor de Brahms era Dvorak; y que Brahms, para mí, tiene el terrible pecado de sonar impecablemente bien; y bla, bla, bla... pero después de tu entrada he visto en internet muchas referencias de gente cautivada por esta sinfonía.

    Mi comentario venía en realidad para ver si podrías incluir en tus etiquetas algo de esa cosa rara llamada Sibelius. Tampoco lo entiendo muy bien, pero me seduce.

    Magnífico blog.

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