viernes, 29 de enero de 2010

La novena sinfonía, de Beethoven


Muchas veces escribo en este blog sobre esta obra o sobre esta otra y no queda reflejado en el resultado final lo muchísimo que me gusta esa pieza o lo poco que me gusta esa otra. El otro día estaba yo escuchando la novena sinfonía y me dije: de este viernes no puede pasar: tengo que empezar el post del día dejando claro que no hay nada en toda la historia de la música que supere a la novena. Al menos para mí.

Muchas veces suelo decir que en toda la historia de la música, no existen los grandes genios. Simplemente hay tipos que se han dedicado a componer y por la razón que sea han escrito más que el resto y un poquito mejor, o que las circunstancias han hecho que su obra mejore por tal o cual cosa, y que luego nosotros llegamos y les encumbramos y decimos que fulanito de tal era un genio porque escribió tal pieza y que menganito también era un genio porque escribió tal otra pieza. Pero en verdad si uno empieza a interesarse por su vida va poco a poco descubriendo que no era tan genial como nos pudo parecer al principio.

Pero esta regla trae, como toda buena regla tres excepciones. Que son Mozart, Bach y Beethoven. De hecho, las tres primeras entradas de este blog hicieron referencia a tres piezas de estos tres músicos, y no era casualidad. La música, tal como la conocemos hoy se la debemos a ellos tres. Pero me atevería a decir que la novena sinfonía de Beethoven, no solo cambió la historia de la música sino que cambió la historia del mundo. De hecho, cuando se buscó hace un montón de años un conjunto de elementos que representaran a la raza humana para lanzarlos en forma de onda electromagnética y que sirvieran para decirle a alguna especie inteligente que hubiera por ahí "Hola, somos los terrícolas, ¿Qué tal se vive en esa parte del universo?" se escogió esta novena sinfonía.

Pero yo no voy a hablar de como la novena sinfonía cambió el mundo, sino como cambió la música. Lo primero que nos llama la atención de esta sinfonía es lo bonita que es, lo tremendamente intensa que es y lo bien que funciona. Pero después, en una mirada un pelín más profunda (pero solo un pelín), vemos que es más larga que cualquier sinfonía que haya habido antes. Lo normal hasta entonces era que una sinfonía durara como 25 minutos y ya veis, una hora y cuarto. También es la primera vez que aparece un coro como un grupo más de los instrumentos. Y también es la primera vez que aparecen cantantes solistas. Todo esto porque Beethoven quería dejar muy claro un mensaje:
¡Oh amigos, dejemos esos tonos!
¡Entonemos cantos más agradables y llenos de alegría!

¡Alegría, hermoso destello de los dioses,
hija del Elíseo!
¡Ebrios de entusiasmo entramos,
diosa celestial, en tu santuario!
Tu hechizo une de nuevo
lo que la acerba costumbre había separado;
todos los hombres vuelven a ser hermanos
allí donde tu suave ala se posa.

Aquel a que la suerte ha concedido
una amistad verdadera.
quien haya conquistado a una hermosa mujer
¡una su júbilo al nuestro!
Aún aquel que pueda llamar suya
siquiera a un alma sobre la tierra.
Más quien ni siquiera esto haya logrado,
¡que se aleje llorando de esta hermandad!

Todos beben de alegría
en el seno de la Naturaleza.
Los buenos, los malos,
siguen su camino de rosas.
Nos dio besos, vino
y un amigo fiel hasta la muerte;
Voluptuosidad le fue concedida al gusano
y al querubín la contemplación de Dios.

Gozosos como vuelan sus soles
a través del formidable espacio celeste,
recorred así, hermanos, vuestro camino
gozosos como el héroe hacia la victoria.

¡Abrazaos millones de criaturas!
¡Qué un beso una al mundo entero!
Hermanos, sobre la bóveda estrellada
Debe habitar un Padre amoroso.
¿Os postráis, millones de criaturas?
¿No presientes, oh mundo, a tu Creador?
Búscalo más arriba de la bóveda celeste
¡Sobre las estrellas ha de habitar!

Es curioso que Beethoven escribiera utilizando este texto, porque él era más bien ermitaño y le gustaba poco el contacto con la sociedad. Quizá lo hiciera como una especie de catarsis. Cuentan que mientras escribía esta sinfonía les dijo a todos que esta armonizando unas cancioncillas populares, la gente pensó entonces que el gran Beethoven estaba acabado, que estaba loco, solo en una habitación armonizando canciones. Pobre hombre, debieron decir, y en realidad Beethoven había dicho eso precisamente para que lo dejaran en paz.

¿Qué se puede decir de esta sinfonía? Pues miles de cosas. Tiene cuatro movimientos. Los tres primeros tienen una forma bastante tradicional. Supongo que el primero tendrá la archiconocida forma sonata, aunque ahora no me acuerdo exactamente, una forma lied-scherzante para el segundo, y un adagio para el tercero. El cuarto ya es más complejo. Comienza recordando todos los temas que han aparecido anteriormente, por eso, el cantante comienza cantando aquello de "Amigos, dejemos esos cánticos, entonemos cantos más agradables llenos de alegría", y es entonces cuando comienza el tema del cuarto movimiento. El que canta el coro. Formalmente el movimiento es complejo, tiene una fuga bitemática en medio y todo...

Pero no hace falta entender la forma para disfrutarlo. Basta con ponerse los cascos y olvidarse del mundo.

Al funeral de Beethoven fue una cantidad ingente de gente. Cuentan que había más gente en el funeral de Beethoven que gente en todo Viena.Y después de su muerte los románticos le elevaron a la categoría de mito. Todos tenían a Beethoven como un modelo a seguir y se creía que nadie debería tratar de superar a Beethoven. Eso le costaría a uno la vida. De hecho, nadie escribió más de nueve sinfonías. Se creía que escribir una décima sinfonía traería irrmediablemente la muerte (de hecho, Schubert, Bruckner, Mahler... murieron tras terminar la novena y sin terminar la décima)

Alguien (creo que fue Alban Berg) dijo en cierta ocasión que la décima sinfonía traería un nuevo mensaje a la humanidad, un mensaje que aún no estamos preparados para escuchar.

Y todo esto quedaría muy bonito si no hubiera llegado Shostakovich con 15 sinfonías tirando por tierra todos los mitos románticos. Así que, por hoy, lo dejamos aquí.

4 comentarios:

  1. jose manuel: lo que mas me gusta de este blog es que no se limita a contar la historia de una pieza musicakl, cuenta el contexto, sobre la situaicon de quien la escribio, y eos es lo que alimenta una pieza musical, sea ultrareconocida (como la novena sinfonia) o no...

    de corazon quiero felicitarlo, porque sioempre me quede en el fragmento de la novena que hemos escuchado la mayoria, y no la conocia completa, y de verdad que me he quedado sorprendida, es bellisima!

    gracias por este blog, me encanta asi no comente seguido. abrazos desde bogota.

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  2. Hola Tali,
    Muchas gracias por tus ánimos,
    un saludo para colombia!

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  3. Cielos, esta sinfonia es atemporal... a veces pienso en la cantidad de cosas que disfrutamos y que tal vez dentro de 50 o 100 años habran quedado en el mas merecido de los olvidos... pero la 9 de Beethoven sin dudas sera de esas obras humanas eternas.
    Es como dices, centralmente su belleza, una belleza inquietante, extraña, muy muy alemana... que caracter estos hombres para empaparse de Hellas y constituir una voz propia tan distinguida.

    El tema de los genio es inagotable ya por personas de gran erudicion, no puedo agregar mas que alguna torpe intuicion: Mozart es EL paradigama musical del genio, y supongo que Beethoven no cuadraria alli; pero lo pienso como un obrero de la musica, un laburante incansable como decimos por aqui =argentina=.

    Y si, siglo XX, el siglo de los desencantos... nuestro Demetrio compuso una 10 INFERNAL, y si debemos creerle a Berg =yo diria que si= no son muy alentadores los augurios de Shosti.

    Bueno, salud: por tu articulo y por nuestro amigo Beethoven.

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  4. No soy aficionado a la música clásica, apenas he escuchado un poco de Mozart y Beethoven....pero con lo poco que he oído entiendo que Beethoven rompió con todo y transformó el mundo y la música

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