El concierto para Chelo y orquesta, de Dvorak

Dvorak nació en la antigua Chekoslovakia, en la zona de bohemia. Su padre tenía una carnicería y quería que su hijo continuara con el negocio familiar. Huelga decir que el chiquillo no le hizo caso y se puso a estudiar música. Se fue a casa de un tío suyo y empezó a estudiar violín, luego empezó a tocar con orquestas y consiguió cierta reputación como intérprete.

Hizo muchas cosas que no voy a contar aquí, entre ellas, enamorarse de una muchacha y casarse con su hermana. Esto es algo que parece que estaba de moda por la época, les pasó a Mozart, a Berlioz... pero bueno, tampoco vamos a convertir este blog en un blog de prensa rosa del romanticismo.

Dvorak desarrolló lo que después se ha conocido como nacionalismo. El nacionalismo consiste en utilizar elementos de la música autóctona de un pais. Normalmente la patria del compositor que utiliza esta música autóctona. Esto vino muy bien en la época, porque apareció como un soplo de aire fresco en la tan manida música de concierto. Muchos compositores de paises de la periferia (la periferia de Alemania-Francia-Italia) se fueron haciendo famosos porque utilizaban estos elementos del folcklore, y eso sonaba exótico. Los elementos exóticos empezaban a gustar también en literatura, en pintura...

A lo que vamos, que cuando Dvorak rondaba los 60 años de edad, a una señora que se llamaba Jeanette Thurber se le ocurrió montar un conservatorio en Nueva York. Como a esta mujer le gustaba lo exótico, se le ocurrió que Dvorak sería un buen candidato para ocupar la plaza de director de dicho conservatorio y aunque a Dvorak no le hacía mucha gracia, al final acabó aceptando.

Allá que se fue con su música y se empapó de la músita popular americana. Pero siempre estuvo pensando en volver. Escribió en América, por ejemplo, el cuarteto americano, o la sinfonía del nuevo mundo, que debería traducirse como Sinfonía desde el nuevo mundo, porque cuando la escribía sólo pensaba en Europa, y donde empleaba músicas de tradición americana.

Cuando terminó la sinfonía, se le ocurrió escribir un concierto para violonchelo, porque había escuchado antes el concierto de Victor Helbert. Lo empezó en 1894 y lo terminó en 1895, meses antes de volverse a Europa. El concierto rezuma enteramente melodías de origen bohemio, como si ya estuviera ansioso por volver. Hay que entender que en la época, sin internet, sin aviones, si skype... se tenía que hacer muy duro estar 10 años lejos de los tuyos.

Total, que nadie sabe muy bien por qué, pero Dvorak citó en el segundo movimiento un lied que había compuesto en su juventud, una de sus canciones de amor Op.82 que, casualmente era la canción favorita de Josefina (su cuñada y antiguo amor). Aparece en el segundo movimiento y es bastante reconocible a la escucha. Pero no podemos demostrar que lo hiciera pensando en ella. Obviamente, Dvorak no dijo nada en vida. (Recordad que estaba casado).

Total, que pocos meses después de terminar el concierto, volvió a Europa y se encontró con Josefina que estaba ya en su lecho de muerte. Entonces fue cuando añadió una coda al concierto donde volvía a citar el tema de amor. Pero puede ser una casualidad. Evidentemente el concierto es perfecto como está.

Se estrenó en Londres, en 1896, dirigiendo el propio Dvorak, y con Leo Stern al violonchelo. Cuentan que los que estaban allí pudieron percibir, desde el mismo momento en que comenzó, que esta obra acababa de pasar al repertorio de Chelo de todos los tiempos.

Concierto para Chelo