El buey sobre el tejado, de Milhaud

Hoy me tengo que adelantar en la creación del post. Ya sé que normalmente publico los viernes, pero no estoy seguro de que mañana pueda publicar por aquí, y tampoco sé como hacer para que esto se publique solo. Sé que existe una manera, pero no la conozco. El caso es que para no dejaros, queridos lectores, sin post musical hasta el sábado, adelanto la cosa un día. El tema de la votación también tendrá que ser truncado. Pero no importa, porque hoy hablamos de Milhaud. Bueno, en realidad se llamaba Darius, pero todos le llamaban Milhaud. Y a Milhaud le gustaba el surrealismo. Así que las reglas del juego pueden cambiar en cualquier momento.
La verdad es que no se sabe gran cosa de este tipo. Aparte de que era francés, y que no se tomaba la vida demasiado en serio. Bueno, la vida no sé, pero lo que es la música, segurísimo que no. Es uno de estos tipos que hacían una música que le vuelve a uno más feliz. Y eso está bien, porque escuchando, por ejemplo, "El buey sobre el tejado", a uno se le quitan las penas. Por lo menos a mí. Se sabe que viajó mucho, estuvo en Brasil, en Estados Unidos, en Francia y en Israel. y tuvo alumnos tan dispares, como Iannis Xenakis, Dave Brubeck, o Karlheinz Stockhausen.

Aunque Milhaud era francés, estuvo dos años en Brasil. Allí se le pegaron todos los ritmos brasileños, y se dejó influir positivamente por todos ellos para su música. Parece ser que esta pieza fue originalmente escrita para violín y piano, como parte de la banda sonora de una película muda de Charles Chaplin, que no llegó a buen puerto. Luego la amplió un poco, la orquestó e hizo un ballet. Un ballet surrealista. Basado en escenas brasileñas que no siguen un orden muy concreto. Se desarrolla en un bar, en el que aparecen tipos peculiares. Una mujer vestida de hombre, un boxeador, un enano, un policía que muere decapitado por el ventilador del techo...
Cuando se estrenó, en París, en 1920, parece ser que Cocteau se encargó del escenario. Y cuentan que en el estreno se tuvo que tocar resumida, porque había más piezas en el mismo concierto, de Satie, de Auric y de Poulenc.

El título no se sabe muy bien de donde viene. Es cierto que es un ballet surrealista, y que poco hay más surrealista que un buey encima del tejado. Pero parece ser que el título viene de un bar que había en Paris, bueno, sigue existiendo, cerca de los campos elíseos está, aunque ya no tiene la misma pinta que antaño, y allí se reunían Mihaud,Cocteau, y todos los surrealistas.

Musicalmente, da la impresión de que no tiene nada. Vueltas y vueltas sobre el mismo tema. Una especie de Rondó infinito, donde podemos escuchar, si no me equivoqué al contarlas, 14 veces el tema principal. Lo más gracioso es que cada vez que oímos el estribillo, lo escuchamos en una tonalidad diferente. Empezando por DoM, va pasando por MibM, SolbM, LaM, SolM, SibM, RebM, MiM, ReM, FaM, LabM, SiM, Y entonces vuelve a LaM, y por fin DoM, para terminar. Por otra parte, lo normal es que los temas que hay entre estribillo y estribillo, copla se suelen llamar, estén el en homónimo menor. Así pues, de DoM, que no tiene alteraciones, se pasa a su homónimo, que tiene tres bemoles, y el paso a Mib no puede ser más suave. Gracias a ese divertido procedimiento, podemos saltar de tonalidad en tonalidad sin que apenas se note.

El buey sobre el tejado