La misa de Notre Dame, de Machaut

Volvemos a los compositores antiguos. Aquéllos que con cuatro cosas hicieron verdaderos milagros de la técnica compositiva. Aquéllos que se perdieron en la noche de los tiempos, y sólo nos dejaron su música. Aquéllos que tuvieron que ordenarse sacerdotes para acceder a una educación. Aquéllos compositores de los que no conocemos apenas nada, que tenemos que ir buscando por los archivos a ver si encontramos una factura para saber qué fue de su vida, donde trabajó, donde se alojó, donde se casó, dónde se compró un caballo…

Uno de esos compositores era Guillaume de Machaut. Machaut vivió en el s.XIV. Cuando él trabajaba, Philippe de Vitry había escrito ya su famoso tratado “Ars Nova Musicae”, y por tanto la música era, como su propio nombre indica, nueva. Había nuevos ritmos, nuevas figuras y nuevas formas. Machaut se hizo famoso por su música, que fue tomada como modelo por muchos compositores posteriores, pero quizá de su música, la más famosa de todas sea esta misa. Se hizo famosa (aparte de porque es preciosa) porque se trata de la primera vez que un compositor escribió todas las partes de la misa como un todo, es decir, con un sentido unitario. Anteriormente, había gente que escribía un kyrie, luego otro escribía un Gloria, un Agnus Dei, etc. Cuando el cura tenía que oficiar misa (porque en aquélla época las misas se cantaban, no se recitaban) tenía un libro donde había Kyries, otro libro donde había glorias, y así, iba cogiendo uno de aquí, otro de allí, y se montaba la ceremonia. Esto restaba unidad al conjunto, puesto que cada pieza estaba en un modo distinto, y no había relación de conjunto, pero como en aquélla época nadie conocía nada mejor, pues no les importaba. Entonces a Machaut, un día se le ocurrió que podía escribir una misa entera, (los cinco números) para que el conjunto fuera coherente. (Me pregunto si nacería así la escritura musical en varios tiempos) Así lo hizo Machaut, y ya se convirtió en habitual.

Para componer la misa, utilizó la técnica de la isorritmia. Antiguamente, la música no generaba derechos de autor (ya lo comenté anteriormente) y lo normal era que los compositores solían poner una melodía al tenor que cogían de algún otro sitio, generalmente de alguna pieza de gregoriano, y sobre esa melodía escribían más cosas. Así nació la polifonía. Pronto se dieron cuenta de que la voz del bajo era muy importante, y que era necesario tomar el control de ella, por lo que partir de una melodía obligada, restaba calidad al resultado. Por tanto, se empezó a escribir una voz por debajo del tenor, quedando el resultado global en un tenor, sobre el que se escribía un “Altus” y un “Superius”, y por debajo, un “Bassus”. Estos nombres son los que desembocaron en Soprano, Alto, Tenor y Bajo (como podéis comprobar los nombres no pueden ser más absurdos). Total, que yo estaba hablando de la isorritmia y me he ido por las ramas. En aquélla época, se solía utilizar, en el tenor, un esquema rítmico, que se iba repitiendo durante toda la pieza, o al menos durante secciones importantes. Cuando esto ocurría, entonces al resultado se le calificaba de isorrímico. Probablemente habréis oído hablar de Motetes isorrítmicos, y no de misas isorrítmicas, y esto es debido a que la forma más importante del siglo XIV era el motete. Pero no quiere decir que tuviera contrato de exclusividad.

¿Y qué más? Al final me habéis convencido, y ya cuelgo el enlace a estas músicas. En este caso, intentaré poner un enlace al Gloria, el segundo movimiento de la misa. Espero que os guste. Quizá la sonoridad siga resultando algo arcaica para el que se aproxima a estas músicas por primera vez. Eso es debido a que aún no se utilizaban acordes completos, es decir, con tercera y quinta, para cadenciar, sino que se dejaba el acorde vacío, sin tercera. Sería un poco después, cuando los ingleses exportaran esa música suya, tan suave y tan bonita que en seguida colonizó todo Europa, cuando la música cambiara su sonoridad. Nacería así el renacimiento.

Pero como ya he dicho, eso sería casi un siglo después.

Machaut. Gloria de la misa de Notre Dame