viernes, 30 de enero de 2009

El concierto para orquesta, de Bartók


Muchas veces les digo a mis alumnos, que si de verdad quieren triunfar en el mundo de la música, lo que tienen que hacer es estudiar menos y salir más. Y lo digo acordándome, entre otros, del extraño caso del binomio Stravinsky – Bartók.


A nuestros oídos les puede resultar muy difícil, por no decir imposible, decidir cuál de los dos es mejor músico. Siempre podemos hablar de gustos, podemos escuchar la consagración y llegar a la conclusión de que nada puede haber mejor en el mundo (yo lo pienso cada vez que la oigo), pero después es cuando uno escucha el tercer concierto para piano, el concierto para Viola, escucha “El Mandarín maravilloso”, “Música para cuerda, percusión y celesta”, o el mismo concierto para orquesta, y se da cuenta de que las cosas ya no están tan claras.

Sin embargo, los contemporáneos de Stravinsky (que supo venderse) y los de Bartok (que se quedó en casa estudiando), parecían tenerlo más claro que nosotros. Stravinsky triunfaba como compositor, recibía encargos, daba conferencias, estrenaba cosas por todo el mundo y mientras, Bartók se moría de hambre. Literalmente. Y los dos tenían un pasado más o menos común. Habían nacido con un año de diferencia. (Bartok en 1881, Stravinsky en 1882). Los dos huyeron de una situación política difícil, y los dos terminaron en Estados Unidos. Allí, Bartók, que no era para nada conocido lo pasó realmente mal. Alguien me contaba, que estando mayor, aquejado de fuertes problemas de salud, tenía que subir a su piso por las escaleras, porque el ascensor funcionaba con monedas. Yo nunca he visto un ascensor que funcione con monedas, pero como tampoco he vivido en los años cuarenta, pues eso.


El caso es que al final de su vida, cuando su situación financiera iba de mal en peor, un amigo suyo, Sergéi Kusevitski, que por aquél entonces dirigía la filarmónica de Boston, viendo que ya nunca escribía nada nuevo, decidió encargarle una obra. Fue entonces cuando Bartók escribió este concierto para orquesta. Después parece que se animó, y comenzó a escribir el tercer concierto para piano y el concierto para viola, (y más cosas) pero falleció antes de terminarlo.


Las características de la música de Bartók fueron investigadas por un musicólogo, Ernö Lendvai, porque Bartók nunca había hablado sobre ellas. Su sistema armónico puede entenderse como el fin de la evolución del lenguaje tonal tradicional. Una muchacha me preguntaba hace poco si puede haber algo más perfecto en el mundo (de la música, claro) y yo no supe muy bien qué contestarle. El caso es que basa su música en tres ejes. El de tónica, el de subdominante y el de dominante. Es lo que ha venido llamándose sistema axial. Cada eje forma en realidad un acorde de 7ª disminuida, con cuatro tonalidades intercambiables entre sí, por lo que podríamos entender que Do y Fa# son en verdad la misma tonalidad. Por otra parte, hace un uso intensivo de la serie de Fibonacci, y por consiguiente la famosa “proporción aurea”. Ya sabéis aquella de 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21… donde cada número, resulta de sumar los dos anteriores, y donde el cociente entre cada número y el siguiente de la serie se va aproximando a un número irracional cuyos primeros dígitos son 0,618… y que ya había sido antes usada en arte, arquitectura, naturaleza…


Utiliza este tipo de proporciones tanto para construir procesos formales como para construir acordes, pero en este concierto no son, quizá muy evidentes, aunque están ahí.

También desarrolla algunas formas, como la forma arco, a medio camino entre la forma sonata y la forma lied, A B C B A…


El concierto para orquesta se estrenó finalmente el 10 de diciembre de 1944 con la orquesta de Boston y con Kusevitski al frente.


Bartók falleció diez meses después.

2 comentarios:

  1. Este concierto orquestal, me ha gustado mucho. Crea unas atmósferas muy chulas. Muchos pasajes parecen de película. Es bueno cnocer algo del artista, porque pocas veces se le nombra en la calle. Buen comentario!

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  2. lo felicito, amigo.
    usted ama la musica y sus textos son excelentes.
    gracias por educar y compartir sus conocimientos.
    saludos cordiales

    ricardo

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